Lo único que quiero

Lo único que quiero es hacer de tu pecho mi hogar.
Volverme muy pequeño muy pequeño y construirme una casita debajo de tu hombro, al lado de tu corazón para que cada noche me cante una nana y quedarme dormido arropado por su tierno palpitar, seguro de que allí nada me ocurrirá.
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Lo único que quiero es naufragar cada día en el mar tranquilo de tus ojos. Perderme en la inmensidad de tu mirada que dibuja sobre mí aquello sólo tú sabes ver, haciendo visible secretos que me empeño en ocultar.
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Lo único que quiero es pertenecer al incosciente de Dalí para coger mi reloj, derretirlo, manejarlo y abandonarlo congelado en cualquier esquina para hacer de este momento la temida eternidad.
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Lo único que quiero es que seas mi castigo o mi regalo. Quedarme a vivir en esta noche de suaves roces y gritos ahogados, con la única luz de una tímida llama que no se atreve a asomarse por encima de su jaula de cera por no romper la magia que densa el aire y empaña los cristales.
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Lo único que quiero es decirle al sol que la luna, conmovida, se ha quedado observando como dormíamos y realmente ha hecho de esta noche una dulce eternidad.