lunes, 23 de enero de 2012

Polar

En silencio nos buscábamos.

Buscábamos ese algo, esa bomba que consiguió derrumbar todas las murallas, ese soplo de viento que hizo estallar todas las burbujas. Esa fuerza misteriosa.

La buscábamos.

En nosotros, en el otro, en el brote de hierba que acolchaba nuestros pasos, en la copa de los árboles bañadas por la luz nocturna de una farola lejana, en los centímetros que nos separaban, en las palabras que se agolpaban en la garganta ante una puerta demasiado estrecha.

Nuestras timideces reinas y señoras de nosotros mismos contemplaban la escena en sus correspondientes tronos, se divertían manejando sus marionetas en un juego cómplice y cruel.

Cuando por fin se cansaron decidieron saltar de su trono para irse al encuentro.

La mía cayó suavemente en su mano. Recorrió con lentitud el laberinto de su palma disfrutando del descubrimiento de un nuevo paraje inexplorado. Con sus pies trazaba pequeñas líneas, pequeños y crípticos mensajes que se morían por ser leídos, que no sabían si lo serían algún día, pero que pretendían dejar los trazos iniciales de una obra en proceso.

La suya cayó en mi cabeza y se perdió en el bosque de mis ideas recolectando de los árboles palabras exóticas que no encontraba en el suyo con el fin de crear un pequeño jardín donde cultivar un lenguaje que mezclar con el suyo y ofrecer a forasteros intrépidos , exploradores aventureros dispuestos en su puerta, esperando que sea abierta.

La mía se puso a patinar con cuchillas de algodón a lo largo de su brazo.

La suya descendió hasta mi oído y derrotó al ogro que lo gobernaba.

Se cruzaron la mirada al llegar a la boca. Se acercaron al precipicio del labio inferior y calcularon la distancia que las separaban.

Respirando hondo saltaron y encontrándose a mitad de camino se unieron en un frío abrazo, helado, polar. Tan frío, que quemaba, tan frío que no consiguieron separarse, tan frío que se fundieron en una única y enorme timidez compartida.

Y por fín nos encontramos.

2 comentarios:

Dafne Laurel dijo...

pero, ¿al final se hablan?

Ana dijo...

Decididamente, lo mío no es la poesía. Pero lo poco que he entendido me ha gustado.
Ana, tu amiga la superficial.