miércoles, 27 de mayo de 2009

Fue tu mano, furtiva, acariciando mi desesperación mientras me creias dormido.
Fue tu miedo, incrédulo, preguntándole a mis suspiros sobre sus intenciones.
Fue mi cabreo, irracional, reaccionando ante tu supuesta y planificada indiferencia.
Fue tu rodilla, paranoica, escapando de mis dedos, temiendo por unos ojos que no veían.

Fue la luz tenue o los gritos asesinados bajo la almohada.
Fue tu miedo, tus nervios, tu cuerpo encorvándose mientras que de todo se olvidaba.
Fue mi inesperada seguridad envuelta por el cariño de mis sábanas, mis ansias de volver a dibujar mis sentimientos sobre tu espalda o los besos impacientes que saltaban suicidas de mis labios hacia los tuyos.

Fuiste tú.

Tú quien me despertó.
Quien sacó este cuerpo del luto y lo echó a patadas de la apatía.
Fuiste tú quien volvió a abrir unos ojos que se creían eternamente cerrados.
Tú quien lo llenó de color
Tú quien me hizo renacer.

Tú y sólo tú.

1 comentario:

Dafne Laurel dijo...

Es que yo, y solo yo, hago muchas cosas.


xDDDD